lunes, 31 de agosto de 2009

Un acercamiento a la historia del Ballet

Imaginemos por un momento la brisa del mar tocando nuestra piel, empezando por una caricia tenue desde la punta de los pies, recorriendo todo nuestro cuerpo con el aire frio y ligero, hasta llegar a la frente para deslizar su última caricia sobre nuestro cabello, provocando una relajante sensación que a la vez eriza la piel; ésta es tal vez una de las primeras sensaciones que otorga el ballet a sus fieles bailarines, quienes se sumergen en un mundo totalmente desnudo ante la imponencia y suavidad de sus movimientos de piernas, brazos y cintura, en un espacio libre para la mente, sus fantasías corporales y la armonía descubierta en carne y hueso.

Es el cuerpo y la mente los que nos hacen libres de los estigmas de la sociedad actual, y eso lo tienen claro los bailarines de ballet, quienes con sus pasos rigurosamente definidos y sus formas de bailar con movimientos elevados y saltos, nos brindan el más hermoso espectáculo visto desde la danza.

Para entender un poco más de este arte, es necesario conocer su historia. El ballet se origina en el siglo XV, a partir de los números de danza que se representaban en los festines de las cortes italianas, en donde primaba el contenido alegórico y mitológico de la tradición romana. Francia fue uno de los imitadores de los ballets cortesanos de Italia, este País tuvo una participación importante, evidencia de ello es “El Ballet Cómico de la Reina”, el primer ballet con una partitura completa, su creador fue Beaujoyeux, quien estuvo a cargo de su dirección para que el producto final fuera bailado por la aristocracia francesa.

No obstante, los hombres eran los partícipes de este arte, solo hasta 1681, aparece la mujer en el ballet con “El Triunfo del Amor”, en adelante, se hacen bastantes cambios importantes, como el cambio del vestuario extravagante a uno más sencillo con faldas y sin tacón para exhibir de una forma más ligera los pasos de los bailarines, este cambio fue gracias a Marie Anne Camargo. Desde entonces, los europeos y americanos se han dado a la tarea de perfeccionar técnicas y crear escuelas de Ballet para todos aquellos bailarines que aman la danza.

Más allá de los pasos y saltos, el ballet ha adquirido representaciones teatrales que lo convierten en un complemento del teatro, en donde la actuación y el baile se unen para crear un espectáculo maravilloso que converge la sensibilidad del alma y la armonía del cuerpo en un conjunto de sensaciones que solo pueden ser representadas por los dedicados bailarines que entrenan horas y horas al frente de un espejo para brindarle al público un majestuoso espectáculo artístico.

Por: Mayra Alejandra Suárez Villamil

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